Hay un stress que se produce por la exigencia de adaptarnos a lo nuevo, a lo diferente, a lo desconocido.
Solo por esas características de nuevo, diferente y desconocido uno podría pensar que se “gatillan” otras emociones subsecuentes como:
a) el temor
(en sus 4 variedades de : miedo, miedito, miedote y hasta pánico!),
b) la confusión
(con sus variantes de simple desconcierto hasta semi despersonalización:
“ya no encuentro lo que me rodeaba. Mi entorno cambio, como debo portarme?”
c) la desorganización hasta los extremos de percibir un grito interior de:
“Ay!! Que hago yo acáaaaaaaaa?????????”
Y en su versión “Escape”:
Me olvido instantáneamente de todo lo que me trajo hasta aquí y salgo corriendo.
Esta ultima versión obliga a realizar una operación psíquica posterior: cuando ya uno esta fuera de la situación angustiante, tendrá que explicarse de alguna manera la situación de huida anterior. Algunas personas podrán explicárselo adecuadamente, y eso producirá un crecimiento que les será verdaderamente aprovechable en situaciones futuras de stress. O bien, no podrán explicárselo y su psiquis les ayudara a inventarse una excusa que justifique la huida, una excusa seguramente errónea y poco aprovechable a efectos del aprendizaje y la ganancia de nuevos recursos, pero al menos útil en cuanto a dar algún significado a una experiencia de confusión que fue muy desorganizadora.
Esto puede aplicarse para cualquier situación de stress frente a lo nuevo o desconocido, no solamente en situación de inmigración.
Sin embargo, en cuanto a la situación de emigración, es bueno venir preparados y preparadas, en el sentido de haber pensado mucho y procesado todo lo posible las emociones, conversando, hablando con otros del tema, compartiendo los miedos con las personas con quienes uno va a compartir la experiencia (familia, pareja, novia o novio, etc.) y si fuera posible, asistiendo a algunas sesiones de trabajo psicoterapéutico para pensar y anticipar esas emociones.
Aún así, es bueno hacerse a la idea de que el stress será un cuco que se va a colar por los rincones, que va a aparecerte cuando menos te lo esperes. Y que va a ser mejor que te prepares a recibirlo, a alojarlo por unos momentos para poder preguntarle sobre tus temores más profundos…
Solo por esas características de nuevo, diferente y desconocido uno podría pensar que se “gatillan” otras emociones subsecuentes como:
a) el temor
(en sus 4 variedades de : miedo, miedito, miedote y hasta pánico!),
b) la confusión
(con sus variantes de simple desconcierto hasta semi despersonalización:
“ya no encuentro lo que me rodeaba. Mi entorno cambio, como debo portarme?”
c) la desorganización hasta los extremos de percibir un grito interior de:
“Ay!! Que hago yo acáaaaaaaaa?????????”
Y en su versión “Escape”:
Me olvido instantáneamente de todo lo que me trajo hasta aquí y salgo corriendo.
Esta ultima versión obliga a realizar una operación psíquica posterior: cuando ya uno esta fuera de la situación angustiante, tendrá que explicarse de alguna manera la situación de huida anterior. Algunas personas podrán explicárselo adecuadamente, y eso producirá un crecimiento que les será verdaderamente aprovechable en situaciones futuras de stress. O bien, no podrán explicárselo y su psiquis les ayudara a inventarse una excusa que justifique la huida, una excusa seguramente errónea y poco aprovechable a efectos del aprendizaje y la ganancia de nuevos recursos, pero al menos útil en cuanto a dar algún significado a una experiencia de confusión que fue muy desorganizadora.
Esto puede aplicarse para cualquier situación de stress frente a lo nuevo o desconocido, no solamente en situación de inmigración.
Sin embargo, en cuanto a la situación de emigración, es bueno venir preparados y preparadas, en el sentido de haber pensado mucho y procesado todo lo posible las emociones, conversando, hablando con otros del tema, compartiendo los miedos con las personas con quienes uno va a compartir la experiencia (familia, pareja, novia o novio, etc.) y si fuera posible, asistiendo a algunas sesiones de trabajo psicoterapéutico para pensar y anticipar esas emociones.
Aún así, es bueno hacerse a la idea de que el stress será un cuco que se va a colar por los rincones, que va a aparecerte cuando menos te lo esperes. Y que va a ser mejor que te prepares a recibirlo, a alojarlo por unos momentos para poder preguntarle sobre tus temores más profundos…
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